En la flora intestinal humana conviven unas 500 especies de microorganismos. Básicamente las podríamos definir como bacterias beneficiosas y bacterias patógenas. si las beneficiosas prevalecen por encima de las patógenas diremos que nuestra flora está saludablemente equilibrada.
Cuando nacemos el intestino está absolutamente estéril. En cuanto empezamos a necesitar el aparato digestivo esas bacterias comienzan a colonizarnos protegiéndonos de infecciones. día a día van aumentando en cantidad y en diferencias hasta equilibrar esa multitud de especies.
¿Qué hace la flora en nuestro cuerpo?
La verdad es que para ser unos bichitos tan pequeños, trabajan mucho. Limitan y controlan el crecimiento de los patógenos. contribuyen a la absorción de muchos nutrientes de manera específica. Sintetizan vitaminas como la K, B2, B12 o Biotina. Favorecen el metablosmo de la fibra a su paso por el colon.
Una flora estable y bien equilibrada estimula el sistema inmunitario activando, junto con otras proteínas y vitaminas, las defensas naturales. Es garantía de una buena salud.
¿Qué podría desequilibrar a la flora bacteriana?
Muchos y diversos factores pero los más relevantes serían el tener una alimentación inadecuada, el estrés, medicamentos como los antibióticos, infecciones, intervenciones quirurgicas, el clima o la edad.
No todos y no siempre nuestra alimentación tiene en cuenta estas condiciones a lo largo de la vida. Es por eso que una manera de reforzarnos es complementar nuestra dieta con algún probiótico. Esas bacterias beneficiosas ayudaran a repoblar o renovar el intestino.
Siempre que tomemos probióticos es importante que sean varias mezclas de bacterias junto fibra prebiótica, y polisacáridos que sirven de «alimento» a los microorganismos «buenos».
El yogur es el alimento habitual que nos aporta cantidad de probióticos naturales