Aprovechando que estamos a las puertas de la ansiada Semana Santa, me gustaría recordar dos clásicos de nuestra típica gastronomía y sin desperdicio alguno: el bacalao y las torrijas.

El bacalao

Llegado el momento de la abstinencia de la carne, tenemos la oportunidad de disfrutar del típico bacalao de salazón (o fresco). Un manjar nutritivo y de digestión fácil.

Su contenido graso es bajo y aporta una elevada cantidad de proteínas de alto valor biológico. El valor nutritivo de 1kg de bacalao es igual a 3,2 Kg de otro pescado.

El bacalao tiene pocas calorías ya que no contiene azúcar. Es ideal para diabéticos. Pero también protege del riesgo cardiovascular por ser pobre en hierro. Y cabe recordar que su cantidad de sal es similar a la de la sangre.

Es rico en fósforo, necesario para el buen funcionamiento del cerebro; en potasio, elemento necesario para la saludable contracción de los músculos y el corazón, y en Omega 3, ayudando a la prevención y control de enfermedades cardiovasculares, cáncer, hipertensión y desordenes inflamatorias.

El bacalao es rico en iodo, absolutamente necesario para el buen funcionamiento de la glándula tiroides. Es muy rico en flúor, necesario para evitar cavidades dentarias.

bacalao

Las torrijas

Las torrijas son un dulce típico de la Semana Santa en España, y era el modo de aprovechar el pan del día anterior que nuestras abuelas realizaron durante años.

Los dulces son una tentación a la que es difícil resistirse. En ese sentido, las torrijas son un postre muy completo. Contienen huevo (proteínas de alto valor biológico, grasas, lecitina, vitaminas y minerales como el hierro), leche (proteínas, grasas, calcio y vitamina B2) y pan. Es un alimento energético, rico en hidratos de carbono complejos. Por ello, recordad que el azúcar y el aceite de fritura, añaden calorías extras a la receta.

Postres como este son un deleite para el paladar, si bien se recomienda que su consumo sea ocasional y en cantidades razonables. Conviene recordar que el azúcar y los dulces producen elevaciones bruscas de los niveles de azúcar (glucosa) en sangre con caídas rápidas, por lo que su consumo está desaconsejado en caso de padecer diabetes (se puede sustituir el azúcar por edulcorante acalórico). Y, en caso de obesidad, debe restringirse su consumo dada su capacidad para incrementar el peso en función de su valor energético. Para aquellas personas que sufren de inapetencia o de desnutrición, puede ser una opción interesante ya que en poco volumen se están aportando gran cantidad de nutrientes de importancia funcional para nuestro organismo.

Disfrutad de estos, y otros típicos platos, comiendo de todo pero en su justa medida.

torrija

No hay amor más sincero que el que sentimos hacia la comida.

(George Bernard Shaw)

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