Cenar más o menos cantidad se está convirtiendo en motivo de controversia en distintas dietas. Muchas veces oímos: no comas de noche, porque vas a engordar, o por el contrario, por la noche se quema más grasa! Que hay de cierto en esto?
Hay especialistas en nutrición que abogan por la teoría de que de noche se facilita la quema de calorías. Otros, en cambio nos explican que mejor ayunar en lugar de comer. Mi opinión está mas en sincronía con los que defienden que hay que cenar pero tomando alimentos poco calóricos y nada copiosos.
Está estudiado que procurar un ritmo de comidas regular y hacerlo de manera equilibrada, es la manera de no tener carencias y estar bien alimentado. Cinco comidas al día nos aseguran que nuestro metabolismo «trabajará» más y quemará más grasa. ¿Y las cantidades? Igual este refrán os sirve de ayuda: «Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo». A eso añadiremos un par de tentempiés uno a media mañana y otro a media tarde a modo de merienda.
No debemos olvidar que no solo es cuestión de cantidad sino también de la calidad y el principio inmediato que se tome. Es mucho más interesante para «quemar» la grasa acumulada, tomar más hidratos de carbono y grasas, e incluso las frutas, en el desayuno o en la comida, que no en la cena o la merienda. Eso ayudaría sin duda a adelgazar o a mantener niveles óptimos en el IMC. Tampoco se habría de incluir ensaladas abundantes en la cena. Por la noche es mejor tomar alimentos cocinados y calientes. Sobre todo verduras y alimentos proteínicos. Calmaran la ansiedad y harán que nuestro aparato digestivo trabaje menos, se obtengan «maretiales» para reconstruir mantener el organismo y no nos hagan sentir incomodo mientras dormimos.
Ejemplo de cena sería:
Acelgas salteadas con jamón, tortilla de queso y champiñones, y de postre un yogur sin azúcar.