La dieta mediterránea es un concepto claro pero a la vez demasiado amplio. Desde hace bastante tiempo, el mundo alimentario, parece haber descubierto la panacea largamente buscada con una dieta. Se lleva siglos practicando en el antiguo Mare Nostrum pero pocos parecían conocer. La verdad es que la presentación del estudio PrediMed (Prevención con Dieta Mediterránea) parece haber revolucionado el patio y realmente lo único que se ha confirmado es la desmostración del porque de nuestra longevidad y calidad de vida apreciada en todo el mundo. PrediMed es un estudio riguroso y amplio como pocos se han realizado en España y en el mundo. Estudiar 7.447 participantes y emplear cinco años en elrlo, son sólo algunas de las cifras a tener en cuenta.
Lo que se hizo fue ofrecer una dieta baja en grasas a un grupo de personas, mientras que otros dos consumieron un plan alimentario con las características de la Dieta Mediterránea. A uno de estos grupos se les proporcionó un suplemento adicional de nueces y al otro el suplemento fue de aceite de oliva virgen extra. A lo largo del periodo de estudio se registraron todos los accidentes cardiovasculares graves que ocurrieron entre los participantes, como infarto de miocardio o ictus cerebral. Se trataba de ver si estas diferencias en la alimentación ejercían alguna influencia en la aparición de esas complicaciones cardiovasculares.
Que duda cabe que los mejores resultados del estudio se obtuvieron en los grupos suplementados con nueces o con aceite de oliva, en los que se comprobó una rebaja significativa del riesgo cardiovascular. El estudio Predimed corrobora así los estudios previamente realizados y demuestra que el riesgo de ictus o de accidente vascular cerebral disminuye en prácticamente un 49% cuando la dieta mediterránea se acompaña de un suplemento de 30 gramos de frutos secos, de los cuales la mitad son nueces.
En realidad, desde los años 70 del pasado siglo se sabe que la manera de alimentarse y el estilo de vida de los habitantes de los países mediterráneos es más saludable y reduce en un 30% el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infarto de miocardio, ictus, insuficiencia cardíaca y cardiopatías. Esto explica el llamado ‘Gradiente Norte-Sur de mortalidad cardiovascular’, es decir, que los países del norte de Europa y Estados Unidos tienen una mayor tasa de mortalidad cardiovascular que, por ejemplo, España, Italia, Francia o Portugal.
Sin embargo, al hablar de Dieta Mediterránea, ¿A qué Dieta Mediterránea nos estamos refiriendo? No se come exactamente lo mismo en Turquía, en Italia, Egipto, o en España. Tampoco se come lo mismo en Andalucía, que en Melilla o en Cataluña. ¿Boquerón o sarda? Ante la duda, lo más saludable es consumir (con moderación) la dieta tradicional de cada región. Procurando que no falten una serie de alimentos esenciales que son comunes en todos los países mediterráneos como: aceite de oliva virgen, verduras, hortalizas, frutas y legumbres, pescado azul, algunas nueces u otros frutos secos.
Además de la alimentación, también hay que considerar el estilo de vida. No solo es importante lo que comemos los mediterráneos, sino cómo lo comemos y como lo vivimos. Un plato de boquerones rebozados no sienta igual consumidos con un grupo de amigos en el cabo de Gata, que por un ejecutivo, en una oficina de la última planta de una de las Torres Kio, mientras espera noticias de la Bolsa.
Deberíamos tener en cuenta que los mediterráneos tradicionales realizaban cada día una elevada actividad física, sobre todo al aire libre. Por eso el ejercicio físico diario es un componente esencial de la Dieta Mediterránea, y de cualquier otra dieta.
Así pues, podermos decir que, incluyendo la dieta, todos los pilares de una vida sana (alimentos, ejercicio, hábitos sociales, distress…), potenciaran o frenaran dolencias o enfermedades.
!Que suerte vivir dónde la dieta es más sana!
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